Tratando el tema del duelo me gustaría recomendar el documental de Documentos TV "El último viaje" a todos aquellos que estéis atravesando por un proceso de duelo, de pérdida de un ser querido, de la pérdida de la salud o cualquier otra experiencia que suponga una pérdida y una reorganización de nuestra vida. Merece la pena verlo y ponerse en contacto con estas experiencias tan humanas. Espero os sea de ayuda.
El último viaje
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Fotografía por A.E
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"La elaboración del duelo significa ponerse en contacto con el vacío que ha dejado la pérdida de lo que no está, valorar su importancia y soportar el sufrimiento y la frustración que comporta su ausencia."
Jorge Bucay
Todos hemos oído hablar alguna vez del proceso de duelo… quizás lo hayamos experimentado en más de una ocasión sin ser del todo conscientes, ante la muerte de un ser querido, la pérdida de un empleo, la pérdida de la salud por una grave enfermedad, el final de una relación, tras una separación o un cambio de domicilio o de ciudad… El duelo se conoce como todo aquel proceso de adaptación psíquica y emocional ante una pérdida importante que requiere una reorganización de nuestras vidas, de nuestras motivaciones y afectos, nuestras prioridades, es un proceso de sufrimiento y readaptación lleno de carencias y desconsuelo en el que el vacío parece ser inabarcable y la tristeza eterna.
El duelo es un proceso que se vive de forma muy diferente de una persona a otra, dependiendo de los factores que lo desencadenen. El duelo ante la muerte de un ser querido es el más tratado y estudiado en múltiples disciplinas psicológicas y sociológicas; en su elaboración influyen múltiples factores, como la relación con la persona fallecida (el grado de parentesco, el tiempo y las vivencias compartidas…) y nuestra propia visión ante la muerte, así como nuestras creencias religiosas y nuestras experiencias previas de duelo. El duelo es un proceso principalmente emocional, pero no debemos olvidar que todos los procesos emocionales intensos pueden tener claras repercusiones fisiológicas.
Cuando se habla de la elaboración del duelo hablamos del propio proceso de duelo y sus fases; no todas las personas pasarán por las mismas fases, ni en el mismo orden ni con la misma duración e intensidad (puede durar entre dos semanas a seis meses, incluso puede llegar a un año). Se pueden distinguir las siguientes fases en un proceso de duelo normal (en el duelo complicado o patológico estas fases varían notablemente):
- Fase de la negación: Se suele presentar incredulidad, negar el hecho de la muerte suele ser una primera reacción de autoprotección de nuestra psique para postergar, aunque sea un momento, el tremendo impacto de la realidad con nuestra mente, la única finalidad es amortiguar el golpe. Los afectados también pueden actuar como si nada estuviese pasando, ajenos mentalmente a lo que ocurre a su alrededor, y eso no es más que otra reacción de la mente que intenta alejarse del dolor que le produce la realidad.
- Fase de enfado e indiferencia: Es la fase de la ira, cuando la persona empieza a ser consciente de la realidad intenta rebelarse contra ella, muestra su enfado y disconformidad ante el mundo que le rodea, siente rabia por aquellos que no sienten ni comparten su dolor, surgen preguntas como ¿por qué yo?, ¿por qué a mi? La persona necesita expresar su rabia para poder librarse de ella. También se puede presentar apatía, anhedonia, falta de ilusión y desmotivación.
- Fase de negociación: Es otra medida de protección de nuestra mente para sobrellevar la cruda realidad que se empieza a ver como algo inamovible, el hecho de la muerte y la pérdida se hacen cada vez más presentes en el día a día, la persona busca estrategias de negociación consigo misma y con la realidad para soportar el dolor; la gente que tiene creencias religiosas creará un pacto con Dios, acudirá a la Iglesia y rezará, otros negociarán en secreto cambios de actitud o hábitos, un cambio que busca la restitución de lo perdido y un alivio del dolor.
- Fase del dolor emocional o depresión: Esta fase está marcada por la tristeza, la apatía, las ideas negativas, la baja autoestima, la ansiedad… se puede presentar depresión mayor y otros síntomas físicos como cansancio o fatiga. Se empieza a tomar conciencia de lo perdido y pueden surgir ideas de culpa y remordimientos. Esta fase es quizás la más complicada, se necesita el apoyo del entorno, pero un apoyo que no juzgue ni presione, sino que acompañe y comprenda, que permitan al afectado expresar libremente su dolor y su tristeza.
- Fase de aceptación: Ha pasado el tiempo necesario, se ha aceptado la pérdida y la vida diaria se abre camino. Volvemos a fijar nuestras miradas en el mundo de los vivos y en el futuro. El vacío de la pérdida empieza a llenarse con otras motivaciones nuevas, aunque sin olvidar el dolor vivido. Se integra lo perdido en nuestro propio ser para seguir adelante, se busca la paz, y tras una dura prueba nuestro nuevo yo fortalecido se enfrenta de nuevo a la vida con nuevos valores y objetivos, se hace balance personal de lo vivido para buscar nuevas expectativas (suele ser muy importante para completar el duelo), como suele decir la gente que atraviesa el duelo "el dolor no se olvida, pero se aprende a vivir con él".
El duelo por la pérdida y la muerte es un proceso inevitable a lo largo de nuestra vida, nadie puede escapar de él y es necesaria una conciencia sobre su significado, intentar reprimirlo o aplazarlo puede dar lugar a un duelo complicado o patológico llegando incluso a integrarse en nuestro ser y siendo muy difícil desvincularlo de nosotros mismos. Es necesario atravesar cada una de las fases para llegar a una aceptación plena, aunque como he comentado anteriormente, no todas las personas pasarán por las fases en el mismo orden ni con la misma intensidad, probablemente se encuentren pasando de una a otra de forma irregular.
Es necesario y fundamental la compresión del entorno familiar y cercano brindando al afectado el apoyo y el respeto por su particular forma de atravesar el duelo, no todos vivimos el dolor de la misma manera ni lo expresamos igual. Muchas veces el entorno presiona al doliente a que actúe de una manera u otra en función de lo que ellos harían, o se le recuerda que ya ha pasado suficiente tiempo como para olvidar el dolor…. esto nunca ayuda. Unos preferirán la soledad y otros la compañía, habrá momentos de rabia y enfado, otros de tristeza y recuerdos, pero para llegar a la aceptación es necesario e imprescindible saber brindar ese apoyo cargado de respeto y empatía al que sufre. No debemos olvidar que el duelo es un proceso humano que todos hemos de atravesar alguna vez.